La
globalización es un proceso de interacción e integración entre la gente, las
empresas y los gobiernos de diferentes naciones. Es un proceso en función del
comercio y la inversión en el ámbito internacional, el cual cuenta con el
respaldo de las tecnologías de información. Este proceso produce efectos en el
medio ambiente, la cultura, los sistemas políticos, el desarrollo y la prosperidad
económica, al igual que en el bienestar físico de los seres humanos que
conforman las sociedades de todo el mundo.

El neoliberalismo se implementa en Bolivia desde 1985. El modelo del MAS es neoliberal, pero no privatizador como lo fue en la mayoría de los gobiernos de derecha, sino es un modelo neoliberal rentistas, con sus complementos prebendal y populista.
La negación del neoliberalismo llevaría al gobierno a desarrollar la producción agropecuaria, la industrialización de la minería y del petróleo. Los tres aspectos mencionados conllevan un gran esfuerzo, que en las actuales condiciones humanas e ideológicas, es imposible hoy en Bolivia. En primer lugar, invertir en la agropecuaria con la presencia de un gran sector latifundista, agroindustrial y ganadero, significaría tener que disputarle la tierra a dicha oligarquía, situación a la cual el MAS renunció.
Este es el cuadro general, estructural, que explica porque el gobierno del MAS nunca saldrá del rentismo y menos del neoliberalismo.
Pero vayamos un poquito más y expliquemos en que consiste el modelo neoliberal que Evo se ha comprometido en “desmontar”:
El precio en el mercado es definido por la libre oferta y demanda. Hasta ahora el gobierno no fija precios de nada, ni siquiera del transporte público, entonces no hay un Estado que intervenga en el mercado en este aspecto.
En cuanto a los salarios, el gobierno fijo un aumento para cuatro sectores que dependen del Tesoro (policías, militares, maestros y salubristas) dejando a la “libre negociación” al resto de los sectores, es decir, dejando a la fuerza del capital contra el trabajo en rubros como la manufactura. En esas pulsetas, obviamente que los trabajadores saldrán mal parados, ya que no se tiene una política económica que los proteja, es decir no neoliberal.
Existe la libre importación de todo, especialmente de alimentos, por lo tanto no hay una política de soberanía alimentaria.

Esta
ola actual de globalización ha adquirido un gran impulso debido a las políticas
que han abierto las economías internas e internacionales.
Durante las últimas dos décadas, muchos gobiernos han adoptado sistemas económicos de libre mercado, lo cual ha aumentado ampliamente su propio potencial productivo y creado una mirada de nuevas oportunidades para el comercio y la inversión en el plano internacional.
Los gobiernos también han negociado dramáticas reducciones de las barreras comerciales y han suscrito acuerdos internacionales para promover el comercio de bienes, servicios e inversión. Para sacarle partido a las nuevas oportunidades en los mercados extranjeros, las corporaciones han construido fábricas en el exterior y establecido acuerdos de producción y comercialización con sus socios extranjeros.
Por lo tanto, una característica decisiva de la globalización es una estructura industrial y comercial financiera en el ámbito internacional.
Durante las últimas dos décadas, muchos gobiernos han adoptado sistemas económicos de libre mercado, lo cual ha aumentado ampliamente su propio potencial productivo y creado una mirada de nuevas oportunidades para el comercio y la inversión en el plano internacional.
Los gobiernos también han negociado dramáticas reducciones de las barreras comerciales y han suscrito acuerdos internacionales para promover el comercio de bienes, servicios e inversión. Para sacarle partido a las nuevas oportunidades en los mercados extranjeros, las corporaciones han construido fábricas en el exterior y establecido acuerdos de producción y comercialización con sus socios extranjeros.
Por lo tanto, una característica decisiva de la globalización es una estructura industrial y comercial financiera en el ámbito internacional.
La tecnología ha sido el otro aspecto fundamental que ha impulsado la globalización. Los avances alcanzados especialmente en el campo de las tecnologías de información han transformado considerablemente la actividad económica. Las tecnologías de información le han ofrecido a todo tipo de actores económicos individuales —consumidores, inversionistas y comercios— nuevas y valiosas herramientas para identificar y materializar oportunidades económicas, lo cual incluye análisis más rápidos y mejor documentados sobre las tendencias económicas en todo el mundo, una transferencia más fácil de bienes y la colaboración con socios distantes.

No obstante, la globalización es muy controversial. Sus partidarios sostienen que la misma permite a los países pobres y sus ciudadanos desarrollarse económicamente y mejorar sus niveles de vida. Por su parte, sus oponentes arguyen que el establecimiento de un mercado libre internacional sin restricciones ha beneficiado a las corporaciones multinacionales del mundo occidental, a expensas de las empresas y las culturas locales, y de la gente común. Por lo tanto, la resistencia ante la globalización ha cobrado vida tanto a nivel popular como en el ámbito gubernamental, a medida que la gente y los gobiernos intentan controlar el movimiento de capital, trabajo, bienes e ideas que constituyen la ola actual de globalización.
PRIVATIZACIÓN
La
experiencia negativa de la privatización en América Latina y en algunos
países del mundo empujó al Gobierno Boliviano a optar por el método de
capitalización, consistente en la captación de un montante similar de
inversiones a los que generaría la privatización, sin dejar de ser propietarios
de la porción que pertenecía a los bolivianos. Estas industrias incluyeron el
aceite y el gas, la refinación del petróleo, minas de la lata, ferrocarriles,
corriente eléctrica, los teléfonos y las líneas aéreas.
En 1977 se privatizó el
servicio de agua potable en La Paz y El Alto, medida que se aplicó en 1999 en
Cochabamba. El impacto de las medidas de privatización,
especialmente, la subida
de las tarifas de suministro, originó la llamada “guerra del agua” en la ciudad
de Cochabamba, a la que siguió El Alto y La Paz. La movilización ciudadana fue
tal que el gobierno se vio obligado a abolir las concesiones.
El
programa de capitalización difiere de otros métodos de privatización en varios
aspectos clave. Sus principales elementos son los siguientes:
-
El Gobierno no vende las empresas de propiedad estatal, sino que crea
sociedades de capital mixto en las cuales un socio privado aporta el 50% de la
inversión en capital.
-
La contribución del socio privado permanece en la sociedad de capital mixto,
incrementando sustancialmente su valor.
-
La sociedad de capital mixto se transforma en una empresa privada durante
este proceso, mientras que las tenencias del Gobierno en la sociedad de capital
mixto se canalizan a un programa de pensiones que proporciona ingresos
vitalicios a los ciudadanos bolivianos mayores de 65 años.
Se
capitalizaron seis empresas, cuyo valor en libros ascendía a 648 millones de $.
La capitalización logró captar un montante de compromisos de inversión equivalente
a 1.671 millones de $ en menos de cinco años.
Otra
meta que buscaba el Gobierno de Bolivia era encontrar empresas capitalizadoras
líderes a nivel mundial, ya que incrementaba la solidez del proceso y la
credibilidad de la comunidad internacional en las empresas de Bolivia.
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